Lealtades familiares invisibles. Elaboración de los duelos
Artículo El Arca - Diciembre 2006
por Irene Ch. Bauer
Reconquistar nuestra libertad
Evelyne Bissone Jeufroy nos introduce a la obra de Anne Schützenberger, a la terapia transgeneracional y nos presenta el libro que escribieron en comùn, Salir del Duelo. La fidelidad inconsciente a los ancestros puede gobernarnos e impulsarnos a cumplir merced a una «lealtad invisible» con un destino prefijado o repetitivo. Hacerla visible, tomar consciencia de ella es necesario para volvernos libres de vivir nuestra propia vida.
Irene Ch. Bauer / Periodista
Evelyne Bissone Jeufroy es argentina por nacimiento, pero también se considera norteamericana y francesa por haber estudiado y vivido en el extranjero desde los 18 anos. Volviendo a nuestro pais para hacer trabajo social comunitario y ver a su familia cada año. Luego de formarse en Psicologia e Historia del Arte en New York, siguió estudios en París; entre elIos los seminarios de la reconocida psicóloga infantil Françoise Dolto, con quien trabajó durante 5 años. Estudiando el simbolismo subyacente en el dibujo de los niños, pudo comprobar -con Dolto como testigo- que su relación con los padres era particularmente armónica. A la par de este trabajo, Evelyne se desarrolló como Directora Artistica y de Comunicación de empresas como Cristaleria de Baccarat y Faïencerie de Gien. También trabajó como psicóloga en selección de personal en IBM Francia.
A través de su trabajo también orientado a la selección de personal, pronto descubrió que además de llevarse bien con los padres de los niños a los que atendía, tenía una intuición especial para detectar y trabajar con personas que cargaban con "secretos de familia". Interesada en esta temática asistió a un seminario de Anne Ancelin Schützenberger, especializada en lazos transgeneracionales y psicodrama, convirtiéndose en su discipula y amiga.
El vigor del trabajo de Anne reside no sólo en su extensa formación, sino en la atención particular del sistema en el que se presentan los fenómenos que analiza y que son relacionados con el contexto familiar, histórico, económico, cultural, nacional y psico-histórico en el que se manifiestan. Considerando importante divulgar en nuestro país este tipo de trabajo, Evelyne gestionó con éxito la divulgación de dos libros fundamentales de Anne: ¡Ay, mis ancestros! - lleva 17 ediciones en Francia- y La voluntad de ·vivir -10 ediciones en ese país-, los dos recibidos con gran interés en Argentina.
Conversamos con Evelyne acerca de su deseo de volver a vivir alguna vez aquí y de lo importante que es para las existencias individuales, y también para los argentinos, aventurarse en el conocimiento de los lazos transgeneracionales, lo que abre la posibilidad de aceptar las diferencias y otorga un sentido clarificador a la realidad pasada, presente y futura. Este trabajo conecta al consultante con su realidad personal y vincular sin resentirlo ni contra sí mismo ni contra los otros; por el contrario, otorga una gran tolerancia y es sumamente reparador.
Cuando hablamos de vínculos transgeneracionales, se pone en evidencia que somos un eslabón en la cadena de generaciones y que a veces, merced a una suerte de "lealtad invisible", pagamos las deudas de nuestros ancestros; somos impulsados a repetir, queriéndolo o no, sabiéndolo o no, situaciones desagradables o hechos dolorosos. Como señala Anne A. S.: "Somos, finalmente ... menos libres de lo que creemos.
Sin embargo podemos reconquistar parte de nuestra libertad y salir de la repetición comprendiendo lo que pasa, atrapando esos hilos en su contexto y en su complejidad. Podremos, al fin, vivir asi "nuestra" propia vida, y no la de nuestros padres o abuelos...“ Esos complejos vínculos con los ancestros "... pueden ser vistos, sentidos o presentidos, al menos parcialmente, pero generalmente no se habla de ellos : son vividos como lo indecible, lo impensado, lo no-dicho o el secreto". Como nos aclaró Evelyne: muchas veces -" Las historias de la familia estan embellecidas, pero uno no puede hacer una construcción sólida de sí mismo con mentiras-.”
Tanto el inconsciente como el cuerpo lo reconocen. De lo que se trata entonces es de "evitar las trampas de las repeticiones transgeneracionales inconscientes. Conectado con este trabajo que implica la construcción de un genosociograma -árbol genealógico comentado del patiente-. se relaciona la temática que Anne y Evelyne abordaron al èscribir juntas un libro todavía no publicado en castellano y cuyo título en este idioma sería Salir del duelo. Dialogamos con Evelyne acerca de estos trabajos.
En su libro hace referencia a que con el tiempo, los duelos no elaborados se acumulan También señala que es la “pérdida del objeto de amor", lo que desencadena el proceso de duelo.
Todo lo relacionado con una pérdida vivida dolorosamente debería ser acompañado de un duelo elaborado y completado: así se trate de la pérdida de un ser querido, de un trabajo, de una relación amorosa, de los bienes, de un órgano o de situaciones como un exilio o abortos... Estos son sólo algunos ejemplos y engloban aquellas situaciones irreparables que llevan al desconsuelo y a una pérdida del sentimiento de seguridad y por lo tanto a la fragilización del afectado en ese proceso.
Luego de la pérdida de una relación amorosa, uno de mis pacientes expresó que se sentía "desnudo como un bebe abandonado por su madre". También la no realización puede llevar al individuo a tener que asumir la pérdida de ese ideal no realizado. Este libro que también podría haberse titulado Las pérdidas que jalonan nuestra vida, trata acerca de las etapas del duelo y de cómo podemos llevarlas adelante hasta el fin de ese proceso.
Coma elaborar el duela en ula sociedad basada en ideales de juventud, belleza, éxito y poder, en la que la vejez, la muerte y la tristeza son tabúes
Nuestra sociedad funciona como si la muerte no existiera, tampoco nos prepara para los renunciamientos que debemos afrontar. En una época en la que solo se reconoce el éxito, no sabemos encarar las pérdidas y la sociedad parece hacer lo posible por borrar los ritos reparadores de antaño. Bajo la consigna "sufrir en silencio" o de mantener una "tristeza digna," o "poner buena cara" no se nos permite darle tiempo a un proceso que es largo y doloroso pero al término del cual se reencuentra una cierta paz interior y serenidad.
Es un proceso que a veces requiere ayuda especializada.
Generalmente lleva entre uno y tres anos, y es difícil hacerlo solo. Se necesita alguien para que nos escuche, nos entienda y nos acompañe con empatía, una presencia contenedora y ése es un trabajo que vengo realizando con Anne, cuya experiencia a lo largo de más de cinquenta años hemos volcado en Salir del duelo y que conecta con la temática familiar y transgeneracional. No hay edad para hacer el trabajo de duelo. Es mejor afrontar el sufrimiento tardíamente -veinte o treinta años después del hecho que nunca. La experiencia reciente de quienes se ocupan de lo transgencracional muestra que si uno es incapaz o niega el trabajo de duelo, ese sufrimiento y esos problemás pasarán a su descendencia. Lo no dicho y el secreto se transforma en lo "indecible" para las generaciones siguientes, deviene lo "impensable", lo "encriptado" : un sufrimiemo que se lleva sin poder conectar a su causa original.
En el libro ¡Ay, mis ancestros! Anne recuerda la frase de San Agustín: "Los muertos son seres invisibles, no ausentes ".
Nuestros ancestros nos legan historias y mitos familiares : al hablar acerca de la propia vida y relacionarla con nuestra familia descubrimos que el mundo no comenzó con nuestros propios padres, y ellos mismos son fruto de un entramado que puede situarse en una perspectiva intergeneracional: las cosas que nos cuentan nuestros padres o parientes; y otra que es la perspectiva transgeneracional y que se refiere a las cosas silenciadas u ocultas, a veces incluso prohibidas al pensamiento que atraviesan a los descendientes de manera inconsciente. Buscar en nuestras raíces e identidad deja en evidencia que hay procesos de transmisión transgeneracional que podemos llamar "lealtades familiares invisibles", secretos familiares, repeticiones; roles que nos marcan y determinan y solo reconociéndolos podemos liberarnos de ciertas imposiciones.
Ustedes trabajan con el genosociograma: un árbol genealógico completa con todos los hechos importantes y lazos significativos.
En una hoja de papel o en una pizarra el consultante hace -de memoria, es decir sin búsqueda de información y documentación- su árbol genealógico, y se lo ayuda con preguntas o haciéndole hacer asociaciones. Es importante registrar las "pérdidas de objeto del amor", las coincidencias de fechas y edades en el caso de repetición de enfermedades o hechos traumáticos a lo que llamamos "sindrome de aniversario". Es crucial la forma en la que el autor del genosociograma percibe a los personajes y los lazos que los unen. Son trascendentes los agujeros de la memoria, lo que fue "tachado" de la memoria familial". Todo eso apuntando a un trabajo clínico que señale las repeticiones familiares para detenerlas, o superar los daños causados por lo no-dicho o secreto. El rol del terapeuta es acompañar a su "cliente" ayudándolo a encontrar y representar su historia personal y familiar para que pueda salir del caos, de lo impensado, de lo indecible, de la repetición y de los roles y mandatos para que pueda asumir su historia y su pasado. Claro que no se puede inducir a nadie a hacer este trabajo si no lo desea; pero creemos que hacerse cargo de la propia vida, "inventarse" a sí mismo, "dar vuelta la página" sólo es posible cuando se aceptan las cosas tal como son y a nosotros mismos tal como somos -y no como deberian o deberiamos ser-; éste es un paso fundamental para acceptar los dolores e injusticias pasadas. Es necesario hacer el duelo de nuestros sufrimientos y pérdidas, dejar de rumiar las injusticias de la vida, y dejar de lado a los perseguidores o “enemigos" que nos acosan. Aceptarse y amarse a pesar de nuestros defectos y aun con ellos, para mejor aceptar a los otros tal como son. Eso es a lo que aspiramos.